
 SINOPSIS
					Dentro del centro histórico de la ciudad de Valencia los barrios del
					Carmen, el Mercado y Velluters son un crisol de imágenes contradictorias,
					junto con la tranquilidad de las tardes soleadas en las plazas, está el
					bullicio y la barbarie de las noches de los fines de semana.
					
					Sin embargo el verdadero tesoro estos barrios se encuentra en su patrimonio,
					no sólo en el conjunto de edificios que conforman la trama urbanística,
					también por sus habitantes y su estilo de vida. Después de la destrucción
					de gran parte del barrio de Velluters, el barrio del Carmen se ha situado
					en el objetivo de la administración y los constructores y en particular
					uno de sus monumentos emblemáticos: la muralla árabe, en pie desde
					el siglo XI. El llamado plan de la muralla bajo la excusa
					de la protección del patrimonio pretende expulsar a 150 personas de
					sus hogares y derribar varios edificios del entorno, destruyendo ese
					doble patrimonio que se conserva ya en muy pocos lugares de Valencia. 
					
					Mur Viu es una película dedicada a todas las personas que resisten
					y mantienen su identidad frente a las presiones de una administración
					que debería protegerles.
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					DOCUMENTACIÓN
					El domingo 21 de octubre, se proyectó dentro de la Mostra de Cinema
					del Mediterrani la película documental: «Mur Viu», obra del equipo
					dirigido por Samuel Sebastian de la productora SinCasa. En dicho film
					se nos muestra la lucha de los ciudadanos de diversos barrios de la
					Ciutat Vella de Valencia por su subsistencia. De hecho, el homenaje
					que aparece en las últimas imágenes viene a decir: dedicada a todos
					aquellos que luchan por mantener su identidad. ¿Su identidad?, no sólo
					eso sino los que desean vivir en paz en sus hogares sin que ningún
					despropósito de plan urbanístico les venga a arruinar la vida. El film
					es un estupendo testimonio de lo que pasa, de lo que está sucediendo
					en la vida de los ciudadanos.
					
					La película relata, fundamentalmente, la angustia y lucha de los vecinos
					contra el mal llamado Plan de la Muralla del Barrio del Carmen. Aquel
					plan que pretendía sacar de sus hogares a decenas de familias, derribar
					sus casas y construir en su lugar equipamientos de la Administración.
					Aquello, gracias a la lucha vecinal y a la rectificación de la Administración,
					se pudo parar y un nuevo plan consensuado vió la luz (por primera vez
					en esta ciudad un plan urbanístico se rectificaba con la participación
					de los ciudadanos). Pero ya han pasado tres años de aquello, y ¿qué se
					ha hecho?: pues bien poco, mejor dicho nada.
					
					Desde la salida del director general de Arquitectura Fernando Mut,
					hace año y medio, no se ha vuelto a reunir la comisión de seguimiento,
					desde la reestructuración de las consellerias ningún político ha recibido
					a los representantes de los vecinos, a excepción del concejal de Urbanismo
					Jorge Bellver quien desde antes del verano se reunió con los vecinos.
					Ni la Conselleria de Infraestructuras y Transportes, responsable del
					Riva, ni la directora general de Patrimonio, ni la Conselleria de Territorio,
					responsable del Ivvsa han convocado o recibido a los vecinos. Estamos
					al principio de la legislatura y ésta puede ser una oportunidad para
					ponernos todos a trabajar y que al final de la misma el plan esté ejecutado.
					Mientras, son muy pocos los que han podido rehabilitar en esta zona
					del barrio del Carmen, unos porque no les dan permiso de rehabilitación,
					otros porque el proceso se eterniza y otros porque al ver la pasividad
					de la Administración no se fían de que estas mejoras para el barrio
					vayan a llevarse a cabo.
					
					Mientras, decenas de solares se llenan de inmundicias, edificios se
					caen ante las nulas actuaciones, se cierran comercios tradicionales ¿A
					quién beneficia esto? Desde luego a los que aquí vivimos no, pero tampoco
					al resto de la ciudad, que ve como un patrimonio de primera magnitud,
					la muralla, permanece sin restaurar, sin poder disfrutarla todos los
					ciudadanos. Y cada vez hay menos vecinos, cada vez más degradación. 
					
					Hartos estamos ya de esperar. Los vecinos habíamos llegado a confiar
					en el proceso en el que estábamos inmersos: la participación. Esperamos
					que este camino iniciado no sea una gran mentira, y para ello no nos
					vamos a desmovilizar, porque queremos lo mejor para nuestros hijos,
					para nuestro barrio, para la ciudad, para todos los valencianos. Y
					la Administración, ¿está por la labor? 
					
					Josep Montesinos i Martínez, Levante-EMV, 27.10.2007. 
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